De 13 Reasons Why y el exacerbado sentimiento adolescente

Siempre he tenido un lugar especial en mi corazón para la ficción que involucra fantasmas. Psicológicos o paranormales. Desde el típico i see dead people hasta las series más reciente como Mr. Robot, donde el protagonista interactúa con el personaje homónimo por una temporada entera sin que sepamos que más bien Señor Robot es un fragmento de su imaginación en una (respiro) versión idealizada de su padre, la cual usa de avatar para tener un rol de liderazgo que su tímida personalidad no le permite.

El tema lo saco a propósito de la segunda temporada de 13 Reasons Why, dónde [spoiler] Hannah Baker sigue apareciendo más allá de su narración en las agotadas 13 cintas de la primera temporada. Y es que es una especie de fantasma que forma la mente de Clay Jensen, el personaje principal, como una especie de Pepe Grillo que lo ayuda a superar algo muy comprensible: la muerte por suicidio de una querida amiga cercana.

Me enterneció como no tienen idea la manera en que Clay vive su duelo por Hannah. El 90% de la primera temporada, durante el presente, Clay negó a sus padres que fuera amigo de Hannah cuando en realidad su suicidio le afectó bastante por el mero hecho (claro) y esa sensación de que pudo haberla ayudado más en vivo. Esa culpa y el duelo hacen que Clay vea visiones de Hannah en la búsqueda de justicia de la segunda temporada. Es ya una especie de cliché de las series prestige pero es un recurso delicioso el fantasma omnipresente, que aparece y desaparece a su gusto y sólo una persona puede sentirlo.

Hay diferentes tipos de duelos. Incluso a cosas o proyectos. Y por supuesto, a ideales que uno tiene sobre otros. La cosa se pone personal. Yo he lidiado ausencias de amistades que siguen en este mundo, pero simplemente todo terminó por conflictos, traiciones o algo así. No sé ustedes, pero mucho lo he lidiado en sueños. Supongo, otros lo harán como Clay, con el fantasma psicológico de alguien que hace falta.

Insisto que es un clásico de las series ya el alejar la cámara para ver a un personaje desaparecido casualmente en el sillón de alguien más. Un oh, siempre estuviste ahí. En Bloodline también pasa, con dos temporadas de Ben Mendelsohn como un fantasma en el cerebro de Kyle Chandler. Es una gran manera de conservar un buen actor luego de la muerte de su personaje, aunque se puede tornar repetitivo que sean temporadas enteras.

En Buffy, hay un episodio fantástico y enorme que se llama Conversaciones con gente muerta, donde varios fantasmas del pasado de Buffy (y sus actores) aparecen en una trama mística. Yo lo vi cuando fue su estreno y en ese tiempo era algo novedoso, desgarrador y que encendía los foros de internet. Ahora es un recurso común, con series enteras alrededor de eso.

Una más: en la última temporada de Jessica Jones, el villano Kilgrave vuelve a aparecer (con todo y luz morada) como una alucinación de Jessica en un capítulo entero, luego de que ella vuelve a matar. Es una representación de su culpa, la audiencia lo entiende y Kilgrave se va al final sin mayor explicación. Repito: este recurso se está volviendo un clásico para expresar esas emociones viscerales negativas.

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Una versión de esta columna fue publicada en junio del 2018 en La Jornada Aguascalientes

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