Más allá de la guerra: un acercamiento a la poesía de Siria

Presentamos una breve selección de poemas sirios para aproximarnos al rostro más humano de esta nación devastada por la guerra.

Estados Unidos, en una calculada operación militar en coordinación con Francia y el Reino Unido,  bombardeó Siria este viernes 13 de abril. El ataque tiene como objetivo el “bárbaro” y “asesino” —como lo ha llamado el presidente Donald Trump— régimen de Bachar El Asad por el supuesto empleo de gas cloro contra la población civil de Duma (Siria).

Sin una investigación eficaz que determinara con objetividad quiénes fueron los que realizaron ese ataque químico en contra de la población de Siria, y en un acto unilateral Trump lanzó el ataque. Además, expresó a la prensa que mantendrá el pulso hasta que el régimen de Bachar El Asad abandone las armas químicas.

Como sabemos, desde hace cinco años Siria ha sido devastada por un conflicto que ha dejado más de un millón de muertos. Esta tragedia es sólo comparable a los peores infiernos del siglo XX. Entre el fuego cruzado de las tropas de Bashar al-Asad, las potencias, las tropas rebeldes y la barbarie del EI las verdaderas víctimas son los civiles.

En estas circunstancias conocemos el rostro de la tragedia a través de las noticias que expresan la experiencia de la guerra. Sin embargo, esto no es suficiente para conocer el corazón de una nación destruida. Por consiguiente presentamos una breve selección de poemas sirios para aproximarnos al rostro más humano de esta nación.

 

 


Fadwa Souleimane (Alepo, Siria, 1972. Actriz, poeta y activista)

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A ti

Que me has matado en ese tiempo

Y a quien he matado en ese tiempo

Tiempo de muerte

Ese tiempo

Vendrá ese instante donde

Los ojos en los ojos

Veremos que somos nada salvo el reflejo de nuestra mirada

Que dice perdón

Nada más


Perdón

Observa este perdón en mis ojos

Y las vetas


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La luz persiste delante de nosotros

Del libro À la pleine lune, traducción al español por Gustavo Osorio.


Dara Abdallah (Qamishli, nacido en 1990. Fue prisionero)

Frente al retén militar en la provincia de Damas
Un joven de cerca de veinte años
Está muy atareado en la limpieza de su Kalachnikov.
Toma tanto cuidado en la pulcritud de su arma
que descuida su persona.
Su rostro cansado está cubierto de polvo
pero su arma brilla.
Los humanos están cansados,
Las armas en muy buena condición.
¿Por qué los instrumentos de muerte
deben ser tan bellos?

Traducción al español de Álvaro Ruiz Rodilla, de la traducción francesa de Maram al-Masri.


Widad Nabi (sin datos)

Veintiocho heridas

Era más pequeña que una muy pequeña
cuando supe que la vida era una herida
No miré mi documento de identidad
No contemplé mi rostro en los espejos
a lo largo del río
Cada herida me dijo la edad de mi vida
seis pequeñas llagas
archivadas en el camino de tierra
entre la casa de mi abuelo y la escuela
hecha de un cuarto y una ventana
lejos de mi familia en Alepo

Archivé veinte heridas
con mis lágrimas cayendo en la ruta de Alepo,
la ciudad lejana, la tumba de mi padre…
Veintiocho heridas
grabadas con una risa al aire
en la postal de Juan Miró, en tu frente y en ciudades lejanas…
Sólo hay una herida que no puedo archivar
y que escondo como un talismán para mi muerte que se acerca:
la herida inmortal de la poesía.

Traducción al español de Álvaro Ruiz Rodilla, de la traducción francesa de Maram al-Masri.


 Raed Wahsh (nacido en 1981)

Te escribo desde la frontera de las masacres
El olor del aire es sangre
el sabor del silencio nocturno es ira deshidratada
y en este momento en que golpeteo las teclas de mi computadora
otros se dan golpes de pecho llorando
No paran de chocar su cabeza contra el muro
El muro es aire
y mientras los afligidos murmuran en los oídos de los muertos
te llamo, como un huérfano, como un viudo, una viuda,
te llamo con el calor de mi dolor reciente
te llamo, no para que me respondas o que vengas
sino solamente para asegurarme de que aún me queda algo de grito.
Así, llegará la oscuridad, la gran noche va a caer
entonces, ¿por qué el puñal de los asesinos, de todos los asesinos brilla
y sus balas iluminan?
¿Es acaso asesina la luz
y la oscuridad compasión?
La oscuridad vendrá
Qué importa que el ser humano esté en su casa
el único lugar donde puede andar sin temor.


Adonis (Al Qassabin, 1 de enero de 1930. Poeta y ensayista)

La perdición

La perdición, la perdición…
La perdición nos salva y guía nuestros pasos.
La perdición es resplandor,
y el resto, máscara.

La perdición nos unifica con nuestros semejantes.
La perdición cuelga de nuestras visiones
el rostro de los mares.
La perdición es esperar.

De “Canciones de Mihyar el de Damasco” 1961. Versión de Pedro Martínez Montávez

 

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