¿Por qué debemos leer literatura Fantástica? (no todo en la vida es Juego de Tronos)

La buena Fantasía ayuda a comprender mejor el mundo, y la fantasía endulzada y filtrada lo distorsiona.

Por Eduardo R. Gutiérrez*

 

El 2 de enero de 1920 nació en Rusia, Isaac Asimov; y el 3 de enero de 1892 nació en la actual Sudáfrica, John Ronald Reuel Tolkien. Ambos escritores, uno de ciencia ficción y el otro de fantasía, respectivamente. Asimov fue un gran científico y divulgador de la ciencia, también se interesó por la historia. Mientras que Tolkien fue un lingüista y filólogo, interesado sobre todo en el inglés medieval y las lenguas nórdicas. Dos autores que al parecer no tienen nada en común más que el mes en el que nacieron. Sin embargo, ambos escribieron libros de literatura popular, aquella que el gran canon literario, o mejor dicho, un grupito de gente ha decidido que no debe leerse.

Pero hay algo que los une aún más: sus ideas sobre la Fantasía (sí, con mayúscula). Asimov (a pesar de lo que algunas personas digan: “que no es un gran escritor o qué ya debería ser superado”) tiene una basta obra creativa. Además de su famosa trilogía Fundación —una historia de ciencia ficción inspirada en el Imperio Romano—, tiene una amplia antología de cuentos, dónde explora las posibilidades del género: una computadora responde la última pregunta de la humanidad, un demonio pacta con un hombre a cambio de tener habilidades, un detective resuelve un caso en Mercurio. Y el que más interesa resaltar es el titulado “Cosas de niños de 1953”, la premisa es la siguiente, un escritor  de literatura fantástica o de Fantasía, llamado Prentiss, recibe la visita de un elfo que desea convertirlo en su esclavo para que lo ayude a controlar el mundo.

Sí, parece que con el simple hecho de leer la palabra elfo pensamos en los personajes de la Tierra Media, y tal parece que esa es la conexión con el otro autor; pero lamento informarles que el elfo asimoviano está años luz de la idea tolkeniana de cómo debe ser un elfo.

Lo que deseo resaltar es un pasaje donde Prentiss le responde a Blanche, su esposa, que considera que él está prostituyendo su talento al dedicarse a tales temas para niños:

“—Estás en un completo error —replicaba Prentiss con engallada tiesura—. Las modernas fantasías son muy sofisticadas, elaborados tratamientos de motivos populares. Tras la fachada de la voluble y locuaz irrealidad, subyacen con frecuencia tajantes comentarios sobre el mundo de hoy. La fantasía al estilo moderno constituye esencialmente un alimento para adultos.”

Creo que la mayoría habrá pensado en la serie Juego de Tronos, la llamada serie de fantasía adulta, por mostrar la política y la lucha por el poder en un mundo donde hay dragones y zombis de hielo. Lamento informarles que esos temas y personajes no es algo exclusivo de esa serie, de hecho toda la Fantasía lo hace, en mayor o menor grado.

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Y eso lo demuestra Tolkien, que además de escribir El hobbit y El señor de los anillos e inventar la lengua de los elfos; también escribió un magnífico ensayo: “Sobre los cuentos de hadas”, que en un principio fue una conferencia leída el 8 de marzo de 1939 en la Universidad de St. Andrews, publicado en 1947 y reeditado en 1964. Donde justamente explora la esencia de los cuentos de hadas y la Fantasía. En una parte del texto dice: “un «cuento de hadas» es aquél que alude o hace uso de Fantasía, cualquiera que sea su finalidad primera: la sátira, la aventura, la enseñanza moral, la ilusión.”

¿No es acaso lo que más arriba dice Asimov sobre la moderna fantasía o lo que tan revolucionariamente se le atribuye a Juego de Tronos para considerarla madura y seria? Pues sí, de eso va todo esto, dentro de la Fantasía siempre va una crítica, desde la más simplona y superflua, hasta la más profunda y mordaz, de nuestro mundo real. Estarán pensando: “este loco quiere vendernos la idea de dejar de lado la literatura seria y canónica”, pues no, eso ya lo sugiere Tolkien:

“Supongo que gran parte de lo que él y ciertamente otros muchos llamarían literatura «seria» no es más que un pasatiempo al borde de una piscina cubierta. Los cuentos de hadas pueden crear monstruos que vuelan por los aires o moran en los abismos, pero al menos ellos no intentan escapar de los cielos o del mar.”

Con esto Tolkien enfatiza que la Fantasía confronta nuestra realidad y busca reconectarnos con ella, no es que la literatura seria y prestigiosa no lo haga; pero no busca una conexión total con todo el mundo, solamente con cierta parte o cierto periodo. En cambio la Fantasía es atemporal o ¿por qué seguimos leyendo la Ilíada, la Odisea, las tragedias griegas, La Divina comedia, El Paraíso perdido? Obras con cierto grado de Fantasía y que son parte de ese “canon serio” y alejado de las “cosas infantiles y fantasiosas”.

Algo en lo que de nuevo Asimov y Tolkien coinciden es que la Fantasía es para adultos, y no, no se refieren a cuestiones sexuales, se refieren a que todo eso debería ser enfocado a los adultos. Y vuelvo al punto ¿para quién se recitaba la Odisea o quién asistía al teatro a ver las tragedias griegas o para quién se escribió “Los viajes de Gulliver”? Citando de nuevo a Tolkien:

Si algún interés tiene la lectura de los cuentos de hadas como género específico es que merece la pena escribirlos por y para los adultos. Pondrán en ellos, sin duda, y de ellos extraerán más de lo que los niños puedan poner y obtener. Y entonces, como una rama más de un arte auténtico, los niños pueden tener la esperanza de que se les escriban cuentos, cuentos a su medida; como acaso esperan disponer de adecuadas introducciones a la poesía, la historia o las ciencias. De todas formas, siempre es preferible que algunas de las cosas que lean, en particular los cuentos de hadas, sobrepasen su capacidad y no se les queden cortas. Los libros, como la ropa, no deben estorbar el crecimiento; los libros deben, cuando menos, alentarlo.”

Así que este escrito también apela a que lean o vean Fantasía, de forma crítica, de otra forma, porque a veces no sabemos lo que realmente estamos consumiendo o lo qué nos están filtrando. La buena Fantasía ayuda a comprender mejor el mundo y la fantasía endulzada y filtrada lo distorsiona. Un claro ejemplo es Disney, ¿cuantas veces en Facebook no han visto artículos que dicen “la diferencia entre las versiones Disney y los originales que eran más oscuros”? Esto sucede porque esa empresa ha decidido qué debe ver o saber un niño infantil, en algunos casos considerándolos torpes, y es algo que muchas personas adultas hacen cuando comentan: “¿Por qué ves eso si es para niños? ¿Solamente es una película infantil, no te traumes?”

Con mayor razón, debemos ser más críticos, que no criticones. Así que invito que leas de vez en cuando algo de literatura de “evasión”, como se le llama de forma peyorativa a la Fantasía, la Ciencia Ficción y el Horror, no solamente a Tolkien y Asimov, hay un sin fin de autores que nos cuestionan la realidad; pero empecemos con reencontrarnos con los cuentos de hadas porque: “Mi propósito es hablar de los cuentos de hadas, aunque bien sé que ésta es una empresa arriesgada.”

 


*Eduardo R. Gutiérrez es integrante del seminario de Estéticas de Ciencia Ficción, encargado del Twitter de Tinta Chida y poeta de minificciones y micro-versos fantásticos.


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