Rafael Puente del Río, ese técnico que le está devolviendo la dignidad al futbol mexicano

Rafael Puente del Río es director técnico de Lobos BUAP, un equipo que durante las cuatro primeras jornadas fue sorpresa porque es poco común que un recién ascendido no pierda en sus primeros tres partidos, goleé y además lo haga de la mano de un técnico joven y de un plantel sin figuras.

Rafael Puente es un personaje diferente, de esos que hacen falta en el futbol mexicano: un hombre estudioso del futbol, claro, concreto, directo, educado, que tiene los conceptos clave, con dignidad, profesional y sobre todo persistente.

En un momento de conflictos internos, Puente del Río quería ser sacerdote y dentro de ese huracán emocional su padre lo amenazaba con sacarlo del futbol en caso de que no mejorara en calificaciones y en su entrega a los entrenamientos; sin embargo, su vida estaba marcada por el futbol, su primera palabra fue gol, antes que mamá o que papá.

Intentó ser jugador del futbol, como su padre, Rafael Puente, quien es eterno comentarista compañero de José Ramón Fernández desde Tv Azteca y ahora en ESPN. Puente hijo jugó con el Atlante escasos 15 minutos bajo la tutela de Miguel Herrera en el 2003, un partido que ganó el Atlante 5-0 frente a Jaguares con 5 goles de “Chamagol”; Puente hizo el penúltimo pase de la jugada, pero nunca volvió a pisar una cancha profesional; las oportunidades a Puente hijo se le negaron gracias a enemistades que se ganó su padre, siendo tan crítico en la televisión y por trabajar al lado de José Ramón Fernández, otro personaje incómodo.

 

Después de su paso por las canchas, Puente decidió incursionar en la televisión pero no lo hizo como comentarista deportivo en primera instancia, sino como actor de telenovelas.

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Después fue comentarista en Televisa y decidió estudiar un poco más de futbol para ser nombrado presidente deportivo de las Chivas de Guadalajara, etapa que duró muy poco, por lo que regresó a las pantallas en ESPN como comentarista deportivo; cuando estuvo por primera vez al lado de su padre, dijo: “primero que nada es para mí un sueño cumplido compartir esta mesa con mi padre”, después siguió el programa de discusión deportiva, incluso en algunas ocasiones con discusiones elevadas de tono con Hugo Sánchez, quien le dijo: “ojalá alguna vez seas entrenador” para descalificar su opinión.

Con la bendición del mejor futbolista mexicano de todos los tiempos, Puente del Río se convirtió en entrenador de Lobos BUAP en la segunda división de México, aceptando firmar un contrato que ningún otro técnico firmaría: 5 partidos y después la directiva decidiría su futuro. Su debut fue una derrota por 5 goles a 1, aunque sumó algunos puntos, no fue un desempeño espectacular, por lo que en la última rueda de prensa después del partido frente a Leones Negros, Rafael Puente hizo una petición:

“Espero que la directiva me contrate la siguiente temporada, estoy muy entusiasmado”.

La directiva le dio la oportunidad y meses después logró el ascenso a primera división, cumpliendo el sueño de ser director técnico en esta categoría antes de cumplir 40 años. En una reciente charla que entabló con su padre, Rafael Puente del Río reconoce que su principal fuente de inspiración fue su papá y que no explicaba porqué el futbol no le había dado la oportunidad de dirigir más tiempo y más equipos, porque era un hombre que tenía todas las cpacidades para dirigir a cualquiera.

Si hubiera sido director técnico quizá no estaríamos disfrutando de los análisis futbolísticos tan atinados y con una visión estratégica y pasional todas las noches a través de ESPN. Puente del Río tiene razón, pocos como Puente padre tienen esa visión tan lúcida y exquisita del futbol, aunque otros de los pocos, sin duda, es su hijo. Los Puente reivindican esa visión del futbol en que no sólo es algo pasional o de huevos, sino también algo estético, profesional, táctico, de trabajo, y por supuesto de espectáculo.

Una de las mejores declaraciones que he escuchado en el futbol es la de Puente del Río el pasado fin de semana cuando su equipo perdió contra Pumas: “Me apena mucho, me disculpo con la gente, mi compromiso es siempre dar espectáculo, hoy fuimos una vergüenza, este ha sido el partido más aburrido de lo que va del torneo”. Muchos personajes de futbol ya perdieron eso que a Puente le sobre: la vergüenza de ser un buen profesional. Rafael es un hombre de futbol con vergüenza.

 

Quizá Rafael Puente Del Río sea el entrenador con una visión multidisciplinaria más completa que hay en el futbol mexicano, además de su modo de ver el futbol como un espectáculo, pero con orden, disciplina táctica y profesionalismo, entiende también el deporte como esa expresión humana con sentimientos y dolor. Rafael no duda en recordar que el momento más difícil de su carrera fue cuando recibió una llamada de Eduardo Tercero, un jugador de 21 años de edad que le comunicó que habían asesinado a su padre; Puente se dio prisa para llegar con su jugador y sentir el dolor de ver a un hijo cargando a su padre asesinado, un dolor que en México es cotidiano.


Pero el momento más feliz le llegó, junto a Eduardo Tercero, cuando se coronaron campeones de la segunda división para ascender a la máxima categoría: terminó el partido y Puente del Río corrió hacia las gradas para abrazar a su padre, quien ve su sueño cumplido y sus logros reflejados en su hijo.

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