En siete meses superamos el límite ecológico de un año

Según Global Footprint Network (GFN), el miércoles 2 de agosto de 2017 la humanidad habrá consumido todos los recursos que el planeta puede renovar en un año. Desde 1986, este acontecimiento, llamado Earth overshoot day, ocurre cada vez más pronto.

El día mundial en el que traspasamos el límite ecológico marca el momento en el que la demanda humana de recursos naturales excede a la capacidad que la tierra tiene de regenerarlos dentro de un año entero. Este día se ha movido de finales de septiembre en el año 2000 al 2 de agosto en el presente año. Es la fecha más temprana desde que el mundo empezó a experimentar este fenómeno a principios de la década de 1970.

En otras palabras, la humanidad está actualmente utilizando recursos 1.7 veces más rápido de lo que los ecosistemas pueden regenerar. Esto equivale a decir que estamos usando 1.7 planetas. Un 60% de esta demanda es nuestra huella de carbono.

Eso significa que en siete meses hemos emitido más carbono del que los océanos y los bosques pueden absorber en un año, que hemos pescado más peces, cortado más árboles, recogido más cosechas y consumido más agua que la que la Tierra puede producir en ese mismo período, señala al respecto WWF. Para cubrir nuestras necesidades, necesitamos 1,7 planetas, añade.

Para sus cálculos, GFN tiene en cuenta la huella de carbono, los recursos consumidos por la pesca, el ganado, los cultivos, la construcción y el uso del agua. El precio de este consumo por encima de los recursos disponibles ya es visible: escasez de agua, desertificación, erosión de los suelos, deforestación, desaparición de especies, añade WWF. Vivir a crédito sólo es algo provisional, ya que la naturaleza no es un yacimiento que podamos agotar indefinidamente, añade.

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Revirtiendo tendencia

No obstante, hay indicios esperanzadores que indican que la tendencia puede revertirse. A pesar del crecimiento de la economía mundial, las emisiones de CO2 vinculadas a la energía no aumentaron en 2016 por tercer año consecutivo, debido al desarrollo de las energías renovables como fuente de electricidad. Además, si hemos sido capaces de mover la fecha del día límite ecológico 4.5 días cada año desde 1970, deberíamos ser capaces también de volver a utilizar los recursos de un solo planeta de aquí al 2050, señala GFN.

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“Nuestro planeta es finito, pero las posibilidades humanas no. Vivir dentro de los límites de la naturaleza o dentro de las posibilidades de regeneración de la misma es técnicamente posible, financieramente benéfico, y nuestra única posibilidad para un futuro próspero. En esencia, nuestro propósito es retrasar la fecha del día límite ecológico en el calendario”, expplica Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network y creador de la metodología de huella ecológica.

“La huella de carbono se multiplico más que al doble desde el inicio de los años setenta y se mantiene como el componente de mayor crecimiento que afecta la brecha cada vez más grande entre la huella ecológica la biocapacidad del planeta”, asegura Wackernagel. “Para lograr las metas de los acuerdos de Cambio Climático de Paris, la humanidad necesitaría abandonar la economía basada en combustibles fósiles antes de 2050. Esto significa un largo camino para resolver los problemas de sobrepasar los límites ecológicos de la humanidad”.

¿Signos esperanzadores?

Según el análisis de T21, los datos más recientes de Global Footprint Network ofrecen signos de que nos estamos empezando a mover en la dirección correcta. Por ejemplo, la huella ecológica per cápita en los Estados Unidos se redujo casi en un 20% entre 2005 y 2013, después de alcanzar su pico en 2005.

Este cambio significativo, que incluye una recuperación post-recesión, está asociado principalmente con la disminución en las emisiones de carbono. El producto interno bruto de Estados Unidos creció cerca de 20% por persona en el mismo periodo, haciendo de este país un caso convincente de desacoplamiento entre el crecimiento económico y el consumo de recursos naturales, los cuales están tomando tendencias opuestas.

A pesar del retroceso de este país en la protección del clima, saliéndose del Acuerdo de Paris, muchas ciudades, estados y grandes compañías están aumentando sus compromisos. Adicionalmente, China, el país con la huella ecológica más grande del mundo, está firmemente comprometido a construir una “Civilización Ecológica” en su último plan de 5 años del gobierno actual, con muchas iniciativas para acelerar su reducción en emisiones de carbono. Escocia, Costa Rica y Nicaragua son otros ejemplos de naciones que están rápidamente des-carbonizando sus sistemas de producción de energía.

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 Un paradigma insostenible

Aunque la comunidad internacional se ha comprometido a reducir las emisiones de CO2 para frenar el calentamiento global, WWF señala que hay que acometer otras acciones para reducir nuestra huella ecológica. Sugiere asimismo limitar la huella alimentaria reduciendo el consumo de productos derivados de los animales, luchar contra el derroche alimentario (que representa el 30% de la producción mundial de alimentos) y parar la deforestación.

El problema, que al parecer pocos quieren mirar o no se alcanza a comprender, es que la maquinaria económica con su paradigma actual de producción y consumo, no sólo es ecológicamente insostenible sino que responde a una forma de mirar el mundo. Los análisis de este tipo por lo general no profundizan en los contextos político-sociales en los que se encuentran insertas las problemáticas ambientales. Hoy en día, es evidente que la apuesta de aquellos grupos que dirigen la economía global (algo que se ha denominado como corporatocracia; la suma de gobiernos y empresas transnacionales que conforman a la clase dominante) es incrementar el ritmo económico, que es a la vez una transformación de la naturaleza hacia productos que se dirigen a una sociedad definida por el ocio.

Dicho sistema político tiene montado un sistema tecnológico que hoy como nunca camina con la consigna de suplantar lo humano; robótica, inteligencia artificial, biología sintética y otras tecnologías buscan superar a la comunidad, que hoy todavía es el origen de los cuerpos esclavizables que sustentan la producción capitalista. Algunas respuestas ante este escenario, más bien desolador, provienen de la ética que se levanta desde el Sur Global; el regreso a los valores primigenios que son a la vez una vuelta a lo femenino, el cuidado de lo que nos sostiene y la urgencia de construir una nueva economía que recupere el sentido de los sagrado. Así que no bastarán las respuestas que provienen de “arriba”, es lo que hagamos desde nuestros propios espacios lo que definirá el mañana.

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