La simulación de los debates en México

El filósofo mexicano Gabriel Zaid escribió hace unos meses en Letras Libres:

“La práctica del debate empezó en el poder legislativo y en la prensa, pero debe extenderse. El derroche en spots (mera propaganda aburrida) debe reducirse a cero, y el ahorro asignarse a debates de los candidatos. Debates verdaderos, no monólogos sucesivos que evitan la discusión seria de propuestas. Esto requiere personas capacitadas para dirigir imparcialmente y con tino el curso de un debate.”

El llamado de Zaid es el mismo de muchos periodistas y ciudadanos, pues en el formato actual -como en el caso de EDOMEX- no se confrontan propuestas ni se otorga información valiosa al ciudadano. Por su parte, León Krauze escribió hace unos días: “Parece que me quedé corto. El debate entre los candidatos a la gubernatura del Estado de México fue un verdadero desastre, cómico si no fuera trágico.” Y sentenciaba: “A final de cuentas se trata de poner a prueba a quien pretende gobernar un país, no de apapacharlo y cuidarlo. Los políticos mexicanos dan por sentada una relación de absoluta comodidad con al menos parte de nuestro gremio periodístico.”

Debates verdaderos, no monólogos sucesivos que evitan la discusión seria de propuestas.

Los debates pobres del Estado de México y Nayarit presentaron a candidatos leyendo de corrido, con acusaciones cruzadas, monólogos sin diálogo, con ausencia total de deliberación. Estos dos ejercicios son claro ejemplo que los debates en México están muertos, y aun más, que nunca han existido. De hecho, desde 1994 hasta la actualidad no ha habido ejercicios de debate oficiales con la presencia de todos los candidatos.

Carlos Loret de Mola ha moderado ejercicios de discusión entre candidatos al Estado de México y han aportado más información a la ciudadanía que los organizados por las autoridades electorales. El reto rumbo a 2018 es mayúsculo: si nuestra democracia desea madurar, los debates deben transformarse, para ofrecer formatos más atractivos, libres, de interacción y que den información a ciudadanos.

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En contraste, en Estados Unidos, por ejemplo, existe una Gran Comisión de Debates que es aceptada por los candidatos y determina fechas, moderadores, formatos, lugar y temas; en México este modelo podría funcionar con una comisión proactiva y plural que se encargue de establecer un esquema que sea aceptable para todos los candidatos y redunde en beneficio para la ciudadanía. Además de EUA, sin embargo, existen otros casos interesantes:

 

En España, El País organizó un debate atractivo e innovador, aunque no asistiera el candidato Mariano Rajoy:

 

El ejercicio de deliberación y debate realizado en Francia, además de ejercicio periodístico, permitió debatir ideas y otorgar información al votante.

 

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