#WomensMarch: redes y calles La búsqueda del futuro

Rossana Reguillo

Zoe Peregrina

Alex Ramírez

Signa_Lab/ITESO

 

El 21 de enero de 2017, apenas un día después de que Donald Trump asumiera la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, millones de mujeres salieron a la calle en muchas ciudades del mundo. La marcha-madre se realizó el Washington, la sede de los poderes en Estados Unidos. Se calcula, de acuerdo a diversas fuentes, que hubo aproximadamente 87 países que se unieron al movimiento, sumando alrededor de 673 manifestaciones en los 5 continentes. En total, se estima que sólo en Estados Unidos marcharon entre 1.5 y 2 millones de personas.

Tres días antes, The New Yorker publicó una nota sobre la Marcha de las Mujeres, donde atribuye a Teresa Shook, una abogada retirada, la idea de comenzar un movimiento, pues fue ella quien gestionó, desde Facebook, una página para sugerir una protesta. Al día siguiente de haber creado la página, Shook ya había conseguido más de 10,000 seguidores. Por la noche de ese mismo día, la diseñadora Bob Blan también propuso una marcha en la misma red social, combinando así ambos llamados a salir a la calle.

Durante las impresionantes movilizaciones muchas de las personas que asistieron portaron un gorro rosa con la forma de las orejas de un gato: un pussy hat, que hace un juego de palabras, pues en inglés la palabra pussy significa tanto gatito como vulva. Este sombrero operó como una respuesta a la misoginia que se le reprocha al nuevo presidente, Donald Trump, que durante toda su campaña electoral, así como en los años previos a ésta, mostró siempre una actitud machista respecto a la cual además nunca se disculpó.

El nombre original con el que comenzó este llamado fue Million Woman March. Sin embargo, por conflictos a causa de los llamados “privilegios blancos” (pues muchas mujeres de diferentes razas aseguraban que este nombre refería a una marcha que, en principio, defendía los privilegios de mujeres blancas), se cambió al nombre que conocemos ahora:  Women’s March on Washington.

Con el objetivo de diversificar lo más posible la convocatoria, las organizadoras reunieron a las activistas “no-blancas” como Linda Sarsour, Tamika Mallory y Carmen Pérez, todas ellas vinculadas a diferentes movilizaciones. Además, para trascender el llamado a la protesta y a la marcha, las organizadoras abrieron un sitio web: www.womensmarch.com

Lo primero que se puede leer al ingresar al portal es:

image01

_____

_____

 

En la página se pueden encontrar también la misión y visión del movimiento, así como los principios de unidad y respeto bajo los que se rigen las y los miembros del comité nacional, así como las y los artistas invitados. Se pueden encontrar además conjunto de  datos útiles sobre los lugares en el mundo en donde se llevaron a cabo las marchas hermanas y las rutas de transporte para llegar a la ‘marcha madre’.

Existe también un apartado llamado: Women’s March – global- en el que especifican, dentro de su identidad, que la marcha tiene como objetivo convertirse en un movimiento internacional proactivo, que no refiere específicamente a una manifestación ante la toma de protesta de Trump, sino a la conjugación de personas unidas para defender los derechos de las mujeres y otras minorías que se ven afectadas con el reciente crecimiento del populismo de extrema derecha.

¿Por qué millones de mujeres decidieron organizar su malestar?

Esta pregunta admite varias respuestas. Para efectos de este artículo nos remitimos a los datos llamados “duros”, que no guardan relación alguna con lo que Kellyanne Conway (consejera del presidente) llama “alternative facts”:

  • De acuerdo con el Banco Mundial el índice global de alfabetización de mujeres mayores de 15 años es de 81%, lo que significa que a nivel global el 19% de mujeres en ese rango de edad no saben leer o escribir. Este porcentaje se dispara en el caso de las mujeres con ingresos más bajos.
  • De acuerdo con el índice ‘Niños sin escuela, primaria, mujeres’ en el 2004 había más de 41 millones de niñas sin oportunidades de estudiar, mientras que en 2014 la cifra se había reducido a casi 32 millones. Sin embargo, en términos comparativos, la cantidad de niños sin acceso a las oportunidades de estudiar se contabilizaban en 28 millones 879 mil 300 varones.
  • Conforme a los tipos de trabajo registrados en las bases de datos, se sabe que del 2004 al 2005 aumentó en un 21.5% la cantidad de mujeres que trabajaban en el medio agrícola en el mundo. En contraste,  en el sector industrial este número se redujo del 24.4% al 22.9% en el mismo lapso de tiempo y, en el área de servicios, se redujo del 61.7% al 54%. En cuanto a los indicadores de ‘Firmas con mujeres como gerente principal’ no existen datos globales ni particulares de Estados Unidos. En 2015, los espacios ocupados por mujeres en los parlamentos nacionales representaban el 23%
  • Amnistía Internacional en un reporte del 2005, informa que en el mundo por lo menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a tener sexo o abusada de alguna otra forma durante toda su vida. Afirman que la violencia contra las mujeres refuerza la discriminación, y que esta violencia está determinada por elementos como raza, etnicidad, identidad sexual, estatus social, clase y edad. Estas violencias en contra de las mujeres restringen sus oportunidades de elección ante la vida, aumentan su vulnerabilidad y las ponen en una posición de difícil acceso a la justicia.

Por cuestiones de espacio referimos solamente a aquellos indicadores de “bienestar social”, considerados por los grandes organismos internacionales. A este panorama hay que añadir los “hechos” cualitativos que marcan la precariedad de millones de mujeres en el mundo y de otros sectores sociales que participaron activamente en la marcha y en la articulación de un movimiento de alcance global.

 

Las redes de Trump

Pese a la magnitud de las demostraciones en Washington, en Los Ángeles, en Nueva York y otras ciudades, pese al músculo mostrado y a la calidad de las y los oradores y sus certeras críticas, las noticias de los principales diarios y cadenas de informativas en los Estados Unidos retomaron preferentemente lo que el Presidente Trump publicaba a las 7:47 AM, en un tweet que resume su apreciación y lectura de las movilizaciones en su contra:

image03

“¡Observé las protestas de ayer pero tuve la impresión de que acabamos de tener una elección! ¿Por qué esta gente no votó? Las celebridades causan mucho daño”.

Minutos más tarde, el magnate publicó otro tweet, esta vez con un tono más conciliatorio:

“Los manifestantes pacíficos son el sello de nuestra democracia. Aún si no siempre estoy de acuerdo, reconozco los derechos de las personas para expresar sus opiniones”.

Los bandazos en su principal estrategia de comunicación y el uso de su cuenta @realdonaldtrump en Twitter, que lo mismo usa para descalificar a los medios y atacar a las celebridades que para dirimir cuestiones de política internacional, muestran una débil comprensión -por decirlo suavemente-, de la responsabilidad de un estadista para atender a una sociedad polarizada.


Redes de resistencia #WomensMarch

Desde el día 20 de enero y mezclado con el hashtag alrededor del que se organizaron las manifestaciones durante la ceremonia de toma de posesión de Trump, #DisruptJ20, empezó a cobrar tracción en Twitter el hashtag #WomensMarch. Desde la tarde el 20 y hasta el día 22 de enero, en Signa_Lab estuvimos monitoreando ambos hashtags, pero nos interesa aquí presentar el informe sobre #WomensMarch.

De un total de 220 mil tweets descargados se analizó un data-set de 72 mil tweets. El siguiente grafo muestra la visión general de la red alrededor de #WomensMarch, que dibuja en primera instancia una red densa, orgánica y bien distribuida (sin grandes nodos que concentren la discusión o el debate).

image04 (1)

El siguiente grafo es resultado de la aplicación de distintos algoritmos en Gephy que muestra la densidad del hashtag #WomensMarch (en color morado) y su enorme capacidad de articularse y expandirse hacia distintas comunidades, familias o nodos de la red (los colores verdes, azul, rosa, tinto, representan agrupaciones de comunidades que se articulan al hashtag).


Escucha nuestro podcast



image05

La presencia en la red de los “simpatizantes” de Trump (color tinto y verde) no logró desarticular la red de conversaciones y pese a varios (muchos) tweets ofensivos, la organicidad de la red, que mostró también su fuerza en la calle, resistió el embate de los troles. También resulta interesante como en repetidas ocasiones durante las movilizaciones hubo una escasa presencia de los grandes medios de comunicación, tanto como emisores de noticias que la red insurrecta utiliza para manifestarse, como en términos de menciones; en el siguiente grafo apenas se insinúa la relevancia de algunos medios:

image07

Y, volviendo a las redes de Trump, aislamos -en el análisis-, los tweets que descalificaban a #WomensMarch para medir la densidad y el alcance de penetración al HT “madre” y los resultados son alentadores. Pese a los múltiples esfuerzos por “tumbar”, “contaminar”, “interrumpir” el hashtag (que opera como un articulador de subjetividades políticas), la maniobra derivó en “menciones” tan evidentes que no lograron aplacar las aguas de una ciudadanía empoderada y decidida a ocupar las calles y las redes.

image00

Es importante mencionar que la noche del 21 de enero la velocidad de tweets vinculados a #WomensMarch, alcanzó su punto máximo a las 11:51 PM, a una velocidad de 8500 tweets por minuto y se mantuvo prácticamente invariable durante una hora, lo que fortalece la hipótesis de la fuerza combinada de la manifestación en las calles y el uso de las redes.

image02
Finalmente, utilizando el código que hemos llamado Thoth (Twitter Hashtag Observer & Troll Hunting), desarrollado en Signa_Lab, presentamos una última imagen de los HT que estuvieron vinculados a #WomensMarch

image06

#Womensmarch ha mostrado la resistencia que articula a múltiples actores en distintas partes del mundo. Estamos frente a un suceso extraordinario. Las redes empoderan a los movimientos sociales, es un hecho, pero el camino hacia la configuración de una resistencia que convoque a las y los ciudadanos en una batalla por el futuro, los derechos humanos y la vida misma, depende de nuestra capacidad de habitar las calles (los aeropuertos, las fronteras) al mismo tiempo que esas redes.

Previo

Todavía estamos a tiempo para frenar el cambio climático

Siguiente

Minera canadiense desaloja habitantes de Chalchihuites

1 comentario

  1. Iván Domenzain
    06/05/2017 at 14:24 — Responder

    Están muy chidos los aportes de Signa_Lab pero generarían mucho más impacto en el lector si pudiera hacerse un zoom en las imágenes a través de clicks para analizar las figuras más detalladamente, como en los sitios de journals científicos.

Deja un comentario