Una crisis científica afecta a las investigaciones del cáncer

Hace siglos, a Newton o a Galileo no les bastaba con hacer descubrimientos capaces de cambiar la historia. Debían además repetir sus experimentos delante de todos sus colegas, y estos, a su vez, los repetían por su cuenta antes de quedar completamente convencidos. Este principio de reproducibilidad ha sido fundamental para el avance de la ciencia desde entonces. En la actualidad, esa garantía esencial se está perdiendo, y pone en entredicho la validez de muchos estudios en casi todas las disciplinas.

La llamada “Crisis de la replicación” afecta a prácticamente todas las áreas de investigación desde la física básica a la psicología social. Y para hacerle frente, se han creado numerosos proyectos para descubrir qué parte de la investigación científica es cierta y cuál no. Ahora llegan los primeros resultados sobre la ciencia del cáncer y no son buenos.

Cabe aclarar que los resultados que se presentan están basados en la investigación básica y que las aplicaciones terapéuticas parecen estar estudiadas con mayor rigor. De hecho, el problema surgió porque había demasiados estudios experimentales que luego no conseguían pasar los filtros, controles y procedimientos que permiten crear nuevos fármacos o terapias.

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El problema surgió cuando Bayer Healthcare anunció que sus científicos solo podían replicar el 25% de los estudios básicos en ciencias de la salud. Parecía poco, pero en 2012, Amgen solo fueron capaces de confirmar 6 de los 53 estudios oncológicos más importantes. Eso es un 11%.

Era posible. Las farmacéuticas hacen algo que nadie más hace: repetir experimentos ya publicados para intentar desarrollar enfoques terapéuticos nuevos. El problema es que, escudándose en la confidencialidad, ninguna de las dos presentó más información. Como dice Ed Yong, “irónicamente, sin esa información, no había manera de comprobar si las conclusiones de irreplicabilidad eran, en sí mismas, replicables”.

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Fuente: Nature

La crisis de reproductibilidad es algo que ya ha sido señalado en varias ocasiones por la comunidad científica. Esta capacidad de reflexionar y ser profundamente críticos sobre su trabajo, es una de las características que le dan valor a la investigación científica como método de exploración. Desde esa premisa, y una vez identificado el problema, un grupo de expertos decidió replicar los 50 experimentos más importantes que la investigación oncológica ha publicado en los últimos años.

El Proyecto Replicabilidad en Biología del Cáncer acaba de presentar en la revista eLife los resultados de los cinco experimentos más importantes en el área. Y los resultados son preocupantes: dos de ellos se confirman (en parte), uno no lo hace y los otros dos no fueron concluyentes.

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Fuente: Science Magazine

Aunque solo hablamos de cinco estudios, los resultados ya nos dibujan un cuadro muy complejo. Como dice John Ioannidis, profesor de Stanford y uno de los grandes expertos en el tema, “la imagen compuesta es que hay un problema de replicabilidad“. Eso parece indudable, como también es indudable que la biología moderna tiene tal nivel de complejidad técnica que conseguir replicar sus hallazgos es, ya de por sí, muy difícil.

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Aún queda mucho trabajo por hacer, pero estos primeros resultados adelantan lo que nos vamos a encontrar en el futuro y enfatizan algo que cuando hacemos divulgación o periodismo científicos solemos olvidar: que la ciencia es difícil y disfruta llevándonos la contraria. Los esfuerzos por separar el trigo de la paja en la ciencia contemporánea son una razón más para apostar por ella.

Un manifiesto por la credibilidad de la Ciencia.

Ante esta crisis que no sólo se circunscribe en problemas de cáncer, sino que impacta todas la áreas científicas, un grupo de investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Holanda ha firmado un manifiesto para que la ciencia recupere parte de esa credibilidad y fiabilidad perdida. El principal autor del documento es el médico e investigador de la Universidad de Stanford (EU) John Ioannidis. Desde hace años, él es uno de los pioneros de la llamada “metaciencia”, una disciplina que analiza el trabajo de otros científicos y comprueba si se están respetando las reglas fundamentales que definen la buena ciencia.

El Manifiesto por una ciencia reproducible, publicado en abierto en Nature Human Behaviour, propone una serie de medidas para evitar malas prácticas en todas las fases de una investigación. Publicar los datos brutos y los estudios con resultados negativos es uno de los pasos más importantes, señala Ioannidis. En general, el métiodo científico sigue funcionando y de lo que se trata es de “volver a sus principios básicos”.

Y cómo dice el investigador Lluis Montoliu, involucrado en iniciativas para promover la integridad científica; “O ponemos freno a esta pérdida en la reproducibilidad de los resultados científicos o nos cargaremos todo el prestigio y credibilidad que, de momento, la clase científica parece tener acumulada”.

Con información de Nature, Science, Xataca, El País, Investigación y Desarrollo | Notas del Proyecto ALTERIUS

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