“Tu casa”, la nueva rola de Silverio que arremete contra ¿Trump?

He escuchado con detenimiento, casi en un estado hipnótico o, mejor dicho, amniótico “Tu casa”. La nueva rola de Silverio ha llegado en el momento preciso de la catástrofe, como un bálsamo o como una friega de alcohol.

Su Majestad Imperial ha lanzado, justo a las 0:01 hrs. de este viernes 27 de enero de 2017, un tema que ruge, aúlla y escupe para ambos lados de la frontera. A mis oídos, al menos, llega como una crítica electrizante que romperá dos vidrios de un sólo gargajo. Disculpen si mi lenguaje es soez e impertinente, pero cada rola de Silverio me devuelve a un estado salvaje, pre-humano, instintivo y ritual.

Poniéndonos antropológicos, Silverio es un chamán que libera al espíritu de sus prisiones. El miedo es una de ellas, vemos el futuro del mundo, y en vano nos refugiamos en el futuro de nuestro país (que es desolador), entonces miramos hacia nuestro futuro personal y nos hallamos en el desamparo. Si la política es el arte de dialogar con los demonios de los otros, la música silveriana es todo lo contrario. No hay conversación, sólo pulsiones, pasiones y caderas compulsivas.

Somos víctimas de los delirios de los tiranos, avasallados por pasiones ajenas, bailamos en un antro sin más abrigo que una tanga roja, como único faro en la noche del mundo.

Quiero aventurarme con esta opinión, que probablemente haga retorcer el cadáver de Monsiváis en su tumba, pero “Tu casa” será el himno de estos tiempos. Temporalidad efímera por supuesto, no se puede conceder mayor instante a la vertiginosa velocidad con la que avanza nuestra sociedad. Al decir estos tiempos me refiero a lo que sucede entre hoy y mañana. Pues bien, la nueva rola de Silverio aparece como una crítica demoledora en donde la Era Trump y el renacido nacionalismo mexicano son atacados con el mismo veneno.

Poesía sonora, desmadre ecléctico, agónico y convulso. Si México le ha dicho muchas veces a Estados Unidos el íntimo lema nacional, “Tu casa es mi casa”, es momento de que los mexicanos (jamás el presidente ni sus sabandijas) gritemos: “Tu jaula es mi jaula”. La frase, se prestaría mucho para un disquisición aún más larga que los nuevos filósofos (Luciano Concheiro tal vez) o los viejos dinosaurios del pensamiento mexicano (Enrique Krauze quizá) deben llevar hasta sus últimas consecuencias.

Para sostener esta tesis no hace falta nada, es más, ni siquiera dar argumentos. Puesto que el sustrato de nuestra comprensión se halla en los frenéticos compases de la máquina eléctrica que vocifera la letra de una de las rolas más intensas del 2017, cito de memoria: “Tu casa, es mi casa, tu casa, es mi casa, tu, casa, es, mi, casa, tu jaula es mi jaula”.

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