Francia y los Burkinis: Defender la libertad, prohibiendola

El pasado 28 de julio, Cannes emitió un decreto para prohibir el uso de burkinis en sus playas. Esta prenda, utilizada en su mayoría por mujeres musulmanas, es un traje de baño que cubre todo el cuerpo con excepción de la cara, las manos y los pies. Nada muy diferente de los trajes de neopreno.

A partir de esta prohibición, numerosas localidades del sureste y del norte de Francia han seguido el ejemplo emitiendo ordenanzas contra el uso de este traje de baño.

¿El argumento?

Las autoridades insisten a que esta prohibición es en defensa del laicismo en el país, además de ser por cuestiones de seguridad.  Diversas autoridades han declarado que la ocultación integral del rostro o el llevar una prenda de cuerpo integral para ir a la playa no corresponde con el ideal francés de relación social.

La prohibición establece que:

“La ropa de baño que muestre ostentosamente la adscripción religiosa, cuando Francia y los lugares de culto son actualmente objetivo de ataques terroristas, es susceptible de crear riesgos que perturben el orden público”.


Hasta el momento diez mujeres han sido multadas por romper esta regla. Las detractoras aseguran que esta es una norma islamófoba, contraria a la diversidad cultural y que sólo sirve para invisibilizar a la mujer musulmana. El Centro contra la Islamofobia en Francia desafió la prohibición de la ciudad de Cannes y aunque perdió, está apelando el fallo. Mientras tanto el Consejo de Estado, la instancia que determina si estas prohibiciones cumplen con los requisitos legales franceses, está revisando las ordenanzas locales.

Este no es el único veto que existe en el país, pues en Francia existe la prohibición estatal del velo islámico, las kippá judías o los turbantes sij en las escuelas para “garantizar” la laicidad de la Educación, también es ilegal el uso de el burka y el niqab en espacios públicos bajo la justificación de la seguridad, pues argumentan que ambas vestimentas esconden los rostros de las mujeres, haciendo imposible su identificación.

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Aunque “defensores” del feminismo insistan en que es una práctica opresora, la diversidad y la elección de cada mujer sobre que partes de su cuerpo mostrar o no es una muestra de libertad.

¿Por qué no puedo elegir que usar o no en una playa?, ¿quién decide cuánto es suficiente o cuándo demasiado?.  El opinar, legislar y entrometerse con el cuerpo de las mujeres es una práctica machista, violenta y antigua, por la que en pleno 2016 hay que seguir luchando para erradicarla.

Con información de El Mundo, The New York Times .

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