El socialismo de Wilde

 

 

Escritor impredecible si lo hay, Oscar Wilde también escribió, contra lo que podría esperarse por su reputación,  una defensa del socialismo: “The Soul of Man Under Socialism”. Wilde vio en esa forma política el escenario adecuado para su individualismo renacentista. La fórmula es sencilla: si nadie se muriera de hambre, no tendríamos que preocuparnos por nadie. El individuo podría dedicarse al cultivo de su persona, en vez de gastar su vida en la “sórdida necesidad” de dar auxilio a las masas suplicantes.

Si Keats y Flaubert pudieron “realizar la perfección que estaba dentro de ellos”, fue porque lograron aislarse, volverse inmunes a las quejas de los otros, nos dice Wilde. Toca aquí, por supuesto, una cuestión central en el tema de la relación entre el arte y la política, y su enunciado sería intolerable para los partidarios del arte comprometido, para quienes una obra tendría valor en la medida en que se dirige hacia el sufrimiento de los demás y se propone colaborar con la enorme tarea de la transformación. Pero Wilde no está muy alejado de Theodor W. Adorno cuando este afirma que la escritura de Brecht fue perdiendo interés conforme se quiso volver un amigo de la humanidad.

Pero Wilde es también anti liberal, o anti capitalista: su individualismo no tiene como sentido la búsqueda de la propiedad privada. La propiedad privada le parece una carga y una vulgaridad, lo importante no es to have, escribe, sino to be.

Para Wilde, perfeccionarse a uno mismo es el sentido de vivir, y cualquier otra tarea que nos distraiga de la cultivación personal representa un obstáculo. Por ello, dedicar la vida al auxilio de los otros es para el escritor irlandés una pérdida de tiempo, una auto-mutilación. En otra parte escribió que es una molestia hablar con un hombre que ha pasado su vida tratando de educar a los demás y por ello no ha tenido el tiempo de educarse a sí mismo. La persona que dedica su vida a los otros pierde una valiosa oportunidad. Aquí es profundamente anti cristiano Wilde, para el cristianismo el perfeccionamiento de uno mismo consiste precisamente en el grado en que es capaz de tender al prójimo o a Dios. Pero Wilde es también anti liberal, o anti capitalista: su individualismo no tiene como sentido la búsqueda de la propiedad privada. La propiedad privada le parece una carga y una vulgaridad, lo importante no es to have, escribe, sino to be.

Lo que ve Wilde en el socialismo es la promesa que la abundancia absoluta (y no la escasez intencional que produce el capitalismo) significaría para las posibilidades de vida: liberarnos del trabajo y del hambre, ser todos aristócratas. Si la subsistencia, para todos, estuviera garantizada, podríamos entonces dedicarnos todos al cultivo de las bellas cosas. Wilde pensó que esa promesa residía en la maquinaria, tenía la esperanza de que el trabajo mecanizado volviera cada vez más innecesario el trabajo humano. En realidad esa misma esperanza sigue estando presente en algunos pensadores contemporáneos, por ejemplo, en Yanis Varoufakis cuando habla de la Renta Básica. Sin embargo, mientras el reino de la abundancia no llegue, el postulado de “The Soul of Man Under Socialism” parece mantener una bifurcación fundamental para el presente: dedicar la vida a los demás o internarse, encerrarse, para escribir Ode on a Grecian Urn. Según Wilde, al dedicarse a sí mismo Keats dejó un enorme regalo para la humanidad, pero la panza vacía no se llena con poemas.

_____

_____

Previo

El MIT otorga importante reconocimiento a ingeniera mexicana

Siguiente

La ingeniería genética está cerca de reinventar los códigos de la vida

Sin comentarios

Deja un comentario