El conflicto con la CNTE en Oaxaca

Desde hace décadas una organización sindical denominada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha mantenido una lógica de tensión con el Gobierno Federal, y a la vez ha hecho de la movilización social y de la presión política una vía para ocupar cargos públicos, incidir en el presupuesto educativo en varias entidades del país, y prácticamente asumir la dirección del proceso educativo. Esta organización se ha distinguido por su cercanía con diversas organizaciones sociales algunas en franca confrontación con las autoridades de los tres órdenes de gobierno, y en otros casos, con grupos que de manera pública han utilizado la violencia como modo de expresión política.

La CNTE asumió por años un creciente control de la representación sindical en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán. En todos los casos el método de acción fue el mismo, paros, marchas, manifestaciones, ocupación de cargos en la dirección educativa, nexos con partidos políticos, operación electoral, participación abierta en procesos de elección pública con candidatos salidos de sus filas, y un aparato electoral puesto al servicio del mejor postor, esto es, del que les diera más candidaturas a puestos de elección popular. Asimismo, el poder de movilización ha tenido como fuente las cuotas de los trabajadores de la educación, negocios financieros y toda clase de prebendas hacia actores políticos y sociales con base en los recursos de los propios maestros.

La CNTE ha utilizado sistemáticamente una narrativa que habla del cambio social, de acompañar al obrero y al campesino en sus luchas sociales, de apoyar a los pueblos indígenas y a los movimientos sociales que luchan por la emancipación de los pueblos, y no ha tenido empacho en manejar conceptos relativos de una supuesta lucha revolucionaria contra el capitalismo. El lado socialista y comunista de la CNTE proviene a su propio dicho de un ideario revolucionario, de la encomienda que diera el Gral. Lázaro Cárdenas del Río a los maestros de apoyar el cambio social, la reforma agraria y la organización sindical, y no han dudado en apropiarse de conceptos, ideas y causas de las más variadas luchas de liberación nacional en América Latina.

La CNTE ha buscado ubicarse políticamente del lado de las causas populares, de la izquierda, de la reivindicación de los derechos sociales y hasta incluso habla de la defensa de los derechos humanos. El supuesto socialismo que acompaña a las elites de la Coordinadora contrasta con el poder económico y político de sus dirigencias, con el estado de sus cuentas bancarias y con el modo en que utilizan los recursos de sus agremiados, más aún si se considera que durante décadas las cuentas de los sindicatos no han sido auditables. En otros términos la CNTE utiliza las cuotas sindicales para los fines que mejor convienen al poder cupular que detentan sus dirigencias. Esto lo saben todos los partidos políticos, saben que en cada proceso electoral la CNTE es un factor real de capacidad de movilización en las elecciones, y que puede en un momento dado inclinar a favor o en contra un proceso electoral. La CNTE se ha encargado incluso de cooptar movimientos que sí tienen causas y motivos de lucha social, para legitimarse y a la vez para sumar actores a sus filas a fin de presionar a las estructuras de gobierno y obtener mayores privilegios.

En Oaxaca para nadie que conozca en lo mínimo el tema educativo era un misterio que la CNTE controlaba el Instituto de Educación Pública de Oaxaca (IEPO), que controlaba la nómina educativa y que establecía toda clase premios y privilegios para los maestros que de mejor forma obedecían sus designios. A la CNTE no le bastaron las cuotas sindicales, también se apropio de la burocracia educativa y hasta del presupuesto educativo. He ahí el origen de su capacidad de enfrentar a los gobiernos.

La forma de accionar políticamente de la CNTE generó sus propias contradicciones:

1. asignación de plazas a cuadros políticos y electorales no a maestros con conocimientos y vocación magisterial;

2. declive sistemático del proceso educativo;

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3. caída de los niveles de enseñanza aprendizaje;

4. subordinación del proceso educativo a lo político y a lo electoral;

5. creación de una creciente clientela política interna a costa de las plazas pagadas con el erario público;

6. saqueo de las cuotas sindicales;

7. condicionamiento de la vida magisterial a agendas ajenas a toda lógica educativas;

8. creciente conflictividad social;

9. enfrentamientos sucesivos con las autoridades donde lo que terminó por ponerse en disputa es una especie de derecho de miles de personas a no trabajar;

10. venta de plazas y oposición permanente a todo mecanismo de evaluación.

En esa dinámica llego la reforma educativa de la actual administración federal la cual fracturó el conjunto de lógicas con que la CNTE se había hecho de poder político, económico y clientelar. La oposición de la CNTE a la reforma educativa constitucional no es por la educación sino por el poder económico y político que supone el cambio en el modelo educativo, significa el fin de la venta de plazas y que el Estado recupera la rectoría del poder educativo. El surgimiento de la evaluación docente es la mejor noticia que se ha dado en México en décadas a favor del interés superior de la infancia y por ello quizá esta reforma educativa fue aprobada por la mayoría de las fuerzas políticas y sus representantes en el H. Congreso de la Unión.

No sorprende entonces que tras la detención de sus líderes más importantes, integrantes de la Sección 22 (CNTE) iniciaran un conjunto de acciones y movilizaciones de carácter violento. Entre las acciones se encontraban bloqueos en 10 puntos del estado de Oaxaca, uno en el crucero de la Hacienda Blanca que obstaculizaba las entradas y salidas de vehículos de carga a la carretera federal México-Oaxaca. En pocas palabras la entrada de toda clase mercancías y en especial de alimentos a la entidad. El bloqueo del crucero de la Hacienda Blanca limitaba la circulación de pipas cargadas con gas propileno de la refinería Ing. Antonio Dovalí Jaim.

El 19 de junio elementos de la Policía Federal y Policía Estatal de Oaxaca intervinieron para recuperar vías carreteras tomadas por los integrantes de la CNTE; en esos enfrentamientos perdieron la vida ocho personas, resultaron heridos más de 100 civiles. La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) abrió la investigación sobre los hechos de violencia para deslindar responsabilidades en estas acciones. Según la dependencia, la Unidad de Asuntos Internos y a la Inspectoría General serán las encargadas de definir las actuaciones de sus elementos. Por su parte la Comisión Permanente del Congreso de la Unión creó una comisión de seguimiento a los hechos de Nochixtlán, Oaxaca, para esclarecer lo sucedido en el enfrentamiento entre cuerpos policiales y maestros de la CNTE. Por otra parte, el Gobierno Federal estableció una mesa de dialogo a fin de destensar las posturas de ambas partes y ponderar los riesgos que implica seguir bajo esta ruta.

Esta situación representa la más álgida de las manifestaciones y reclamos civiles que se viven en todo el país. Recordemos algunas de las demandas que en días recientes han sacudido a las instituciones como el reclamo por la Ley 3 de 3, las manifestaciones del personal médico en 29 estados del país, los ciudadanos en Nuevo León exigiendo rendición de cuentas, son signos de que el país vive tiempos convulsos y no podemos eludir el hecho de que gran parte de esto ha sido ocasionado por errores de la clase política. Es necesario evitar la confrontación y encontrar un salida a cada situación a través del dialogo antes de que esto escale a un nivel más alarmante y sea demasiado tarde.

Por ultimo es necesario reconocer a todas y todos los maestros que no comparten la vía de la violencia como mecanismo para expresar sus posturas. La CNTE representa a un grupo de maestras y maestros en un territorio del país, por esta razón no debemos extrapolar la actuación de unos pocos para etiquetar la labor que hacen muchos otros.