El maestro que transformó el mundo con una bicicleta y un puñado de libros

Para la mayoría la bicicleta es un juguete, muchas personas tuvimos contacto con ella en la infancia y eventualmente la abandonamos, pero años después la hemos retomado pero ahora como un transporte fundamental; que resuelve múltiples problemas de vialidad y sobre todo ecológicos. Pero hay otras personas que hacen de ese noble vehículo una herramienta de lucha.

Un bello ejemplo de este fenómeno lo pone Saber Hosseini, un maestro de la capital de la provincia situada en el centro de Afganistán [una zona muy pobre y montañosa con calles empinadas e inaccesibles], que entrega libros a los niños que no pueden ir al colegio. Y lo hace de modo especial y determinado: cada fin de semana y los días de fiesta se desplaza a casa de los chicos en bicicleta.

Con ella, el profesor prepara la cesta llena de libros, coge carretera y rueda hacia las áreas más remotas del país. Ha ideado una manera de permitir a los niños de las zonas rurales el acceso a un sistema educativo que de otro modo sería inaccesible. “Cuando les doy los libros puedo ver la alegría y entusiasmo en sus caras. Para mí es una gran inspiración sólo poder comprobar la felicidad que les produce el poder aprender”.

Aquí, la mayoría de las escuelas fueron destruidas durante la guerra, las que quedan en pie son pocas y están lejos de las aldeas. La consecuencia es una baja tasa de alfabetización de los niños con respecto a los adultos.

“Se me ocurrió la idea para este proyecto hace seis meses. Hablé sobre ella con mis amigos en los círculos literarios, desde el principio se mostraron solidarios, donaron dinero e invitaron a más personas que radican en el extranjero a sumarse. Empecé a solas con 200 libros de cuentos para niños y empecé rodando a pueblos remotos en toda la provincia de Bamiyán. Pronto Recluté más voluntarios – ahora hay 20 de nosotros y tenemos una colección de cerca de 6.000 libros”. La labor del grupo no ha sido fácil, para comprar los libros tienen que llegar hasta la frontera con Irán porque Afganistán fabrica libros en cantidades muy limitadas.

El proyecto funciona tal cual como una biblioteca ambulante, haciendo préstamos semanales e intercambiando los libros por otros nuevos. Quizá el resultado más relevante se puede visualizar cuando Saber Hosseini explica lo siguiente: “Al principio elegí libros muy simples, pero ahora la mayoría de los niños más grandes son capaces de leer los libros más complejos – por ejemplo, tenemos versiones simplificadas de los libros de Victor Hugo, Jack London, Antoine de Saint-Exupéry, Samad Behrangi y Ferdowsi“.

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Para Hosseini la bicicleta es un símbolo poderoso, no sólo resuelve el problema de la accesibilidad, ya que muchos de los pueblos que visita no tienen carreteras y los recursos no son los suficientes para usar carros en los sitios que sí las tienen, sino que con su labor intenta resignificarlo todo: “Los talibanes usan las bicicletas para realizar atentados. Nosotros queremos sustituir ésta imagen de violencia por la educación”.

Esa resignificación, en una zona tan dañada por conflictos bélicos y partida por fundamentalismos ideológicos, conlleva múltiples problemas. Tanto Hosseini como su esposa, parte fundamental para sostener el proyecto, han recibido amenazas por su labor, ya que muchos exigen que la biblioteca rodante solo entregue libros islámicos. Al respecto Saber comenta “Ella tiene un montón de amenazas y un día uno de sus alumnos le advirtió que algunos de sus familiares habían urdido un plan para matarla”.

A pesar de estas dificultades ellos no se detienen. “Estos niños viven una vida tan estresante – viven en una sociedad que está llena de muerte y a menudo también se enfrentan a la violencia de sus padres en el hogar. Las escuelas a las que asisten rara vez son refugios para ellos -muchos profesores no tienen educación y suelen repartir castigos físicos todos los días- así que queremos mantener la entrega de un poco de alegría y calma en sus vidas a través de los libros”.

Sin duda este es uno de esos proyectos que nos mantienen esperanzados en la humanidad, que nos invitan a tomar las herramientas que tenemos a nuestra disposición y transformarlas en mecanismos de emancipación, incluso en los escenarios más duros; después de todo Hosseini sólo necesitó una humilde bicicleta y el apoyo de su comunidad para transformar la vida de muchos niños en situación de guerra.

 

 

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