Brasil vs Rousseff
Los manifestantes pedían la destitución de la presidenta brasileña en un clima de fuerte descontento social por la recesión económica y el multimillonario fraude de Petrobras que salpica a la élite empresarial y política del país.
Aproximadamente tres millones de personas participaron en las movilizaciones del domingo, según los datos del portal G1. Solo en Sao Paulo, la ciudad que suele funcionar como termómetro de este tipo de movilizaciones, fueron unas 500.000 personas, según datos del Instituto Datafolha, el sistema de medición del diario Folha de S. Paulo. La Policía Militar calcula, en cambio, 1,4 millones de manifestantes en esta ciudad.
En 2013 y 2014, Brasil también vivió impactantes protestas en el marco del mundial de Rio y un poco antes por la subida en la tarifa del transporte, pronto se diversificaron las causas para abarcar el sistema de salud, la corrupción y muchas otras problemáticas. Si bien aquellas movilizaciones mezclaron a brasileños de distintas orientaciones políticas y clases sociales, las marchas de 2015 y 2016 tienen un marcado tono anti Partido del Ttrabajo (PT).
Tras las manifestaciones, Rousseff ha dicho que no dimitirá, también está presionada por miembros de su propio partido, que quieren que su predecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, intervenga asumiendo un cargo en el gabinete e incorporando a otras personas a su elección.
Las protestas del domingo agravaron la ya difícil situación de Rousseff, que además de la campaña de impugnación afronta una creciente investigación de fiscales federales sobre corrupción en la gigante petrolera estatal Petrobras, una pesquisa que se ha acercado a su círculo más cercano en las últimas semanas.
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