La ciudad que apostó por la agricultura urbana

Sembrar después del conflicto

En estos días hemos visto en Cancún, uno de los peores rostros del progreso. La devastación del manglar en Tajamar, producto de la vinculación simbiótica de nuestra clase política con empresarios hoteleros, cuya única moral es la de acumular e incrementar sus cuentas bancarias, han golpeado profundamente el espíritu de una buena parte de la sociedad mexicana. Es en estos momentos cuando, además de condenar  y exigir el respeto para los ecosistemas que nos sostienen, debemos trazar rutas para encarar el futuro nada alentador que nos aguarda.

En Ginebra, Suiza tenemos un gran ejemplo de como el crecimiento urbano fue acompañado siempre por políticas que fomentan un respeto a la naturaleza y la creación de un sistema alimentario eficiente, basado en la autoproducción y el intercambio. Ahí se encuentra Les Avanchets, la ciudad donde cualquier vecino cultiva sus propios alimentos, según el fotógrafo francés y ambientalista Yann Arthus-Bertrand, que publicó en su web las fotografías de la ciudad suiza con la leyenda de “Conoce la ciudad donde cada habitante tiene su propio huerto urbano”.

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La cultura del cultivo no se limita al autoconsumo. Allí, todo el mundo promueve el intercambio de alimentos orgánicos, ampliando las posibilidades para una alimentación sana y fortaleciendo la integración social. Esta práctica existe en Les Avanchets hace ya muchos años y, según Arthus-Bertrand, es un legado de la primera guerra mundial. Después del conflicto, ya entrado el siglo XX, el gobierno de Suiza dio a los trabajadores unas parcelas de tierra, con esto tuvieron la oportunidad de reconstruir sus vidas y así comenzó la cultura de la producción alimentaria autónoma en el país.

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Décadas más tarde, Suiza ya cuenta con más de 50 mil hectáreas de huertos urbanos en su territorio. Se trata de un ejemplo notable de que la políticas públicas pueden mejorar las condiciones de una comunidad que ha sido afectada por devastadores conflictos y una vía obligada para las sociedades modernas [¡Con ayuda de sus gobiernos o sin ellos!] que han caído en la ilusión del “progreso” en términos exclusivamente financieros, sin importar el despojo y la devastación que generan.

Con información de Ecoinventos y http://www.yannarthusbertrand.org/es

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