DEVALUACIONES

Jorge Meléndez Preciado

En un genial cartón, algo cotidiano en él, Helio Flores nos presenta en El Universal (22 de enero), como todo está devaluado. Tres símbolos importantes de los mexicanos andan por los suelos: el famoso peso que López Portillo dijo que defendería como un perro y se quedó ladrando solo; la medalla Belisario Domínguez, que ya había sufrido porque se le entregó a Heraclio Cepeda, un escritor que traicionó al EZLN, aunque un año después se le dio a un concesionario de minas y de almacenes de ropa, Alberto Bailleres, y recientemente el Águila Azteca, que Enrique Peña Nieto le colocó al jeque de Arabia Saudita, Abdulaziz Al Saud, quien ha mandado decapitar a centenas de personas.

Pareciera algo trivial que muchos de los símbolos mexicanos cayeran tan bajo, pero son parte de una grave crisis que padecemos y la cual se ahonda cada vez más. Por eso en los noticiarios de Radio Educación se dice que llegaremos al veinte- veinte, es decir a que el peso- el cual se recuperó un poco el jueves 21 de enero-, ya estará en relación con el dólar a veinte unidades, y el petróleo, que continúa a la baja, estaría a 20 dólares por barril.

Ya sabemos hace tiempo que los políticos, los policías y las instituciones de salud, que deberían ser muy importantes para el funcionamiento de una nación se encuentran tan demeritadas que sólo una minoría cree en ellas. Y en ese camino van las famosas reformas estructurales, que Peña Nieto defiende todos los días, las cuales han dado resultados muy limitados y en ocasiones nada satisfactorios.

Vivimos una época de grandes movimientos, tanto que hasta la televisión que era la adormedera o la niñera electrónica está en una grave crisis, por lo cual habrá cambios muy importantes en su programación y en sus personajes.

Mientras la crisis aumenta, en los salones oficiales todavía se brinda con champaña, como en el hundimiento del Titanic.

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