Paola Avalos, la artista que cree que el olvido no existe.

En cuanto subí las escaleras de madera había una pared que dejó de ser pared y unos cuadros que dejaron de ser cuadros. Vi una serie de obras donde el rojo predominaba, en mi cabeza nacieron algunas palabras como sangre, como guerra, como una película de ríos purpuras, algunas escenas sanguinarias, caminé, revisé la exposición dos veces y me acerqué a un cuadro, para observar las grietas, para sentir el material con mis ojos, luego lo quise sentir con los manos, nadie me veía, pero no pude, mi consciencia y mi miedo me decían que si lo tocaba se iba a quebrar. (Jamás hubiera sucedido eso.)

Decidí tomar mi teléfono y sacar una que otra fotografía, después sentí la presencia de un guardia, se acercó hacia a mí: “Por políticas de la exposición está prohibido fotografiar las obras”. El arte es de todos, pensé, pero obedecí, (Después descubriría que la autora de las obras pensaba igual que yo) aún no llegaba Paola, de quien había investigado algo, en Google una foto de ella recargada en un cuadro, esa cara me la quedé grabada, pero ella resultó no ser tanto como la foto del Informador. Además, Google me contó de un plagio, de un cuadro de Juárez y nada más.

Me senté y me paré un par de veces hasta que una mujer comenzó a caminar hacia mí. –Carlos, me dijo. Supe que era ella, de reojo vi por última vez su obra, ella caminaba hacia mí con su baja estatura, me saludó afectuosa, no como saluda la Paola de la foto, ni mucho menos la Paola de los cuadros violentos y pasionales.

La Batalla de Lethe | Obra de Paola Avalos
La Batalla de Lethe | Obra de Paola Avalos

Comenzamos a platicar, ella con su cuello adornado con unas estrellas misteriosas y yo con mi teléfono que atrapaba su voz, Paola resultó ser una artista con línea de muerte, la encáustica es la técnica que ella usa, una técnica que utiliza resina y cera de abeja, que juega con el fuego, donde la cera se funde y se distribuye con objetos especiales, los pinceles y las pinturas de Paola son la cera, las planchas, los sopletes y el tiempo de vida de la cera.

La encáustica es una técnica que tiene algo peculiar, se ha descubierto que la cera no se despigmenta, no se decolora, no se oxida, dura para siempre, aunque ella lo percibe, con una ligereza afirma que sus cuadros durarán para siempre, ella tiene un don, que casi nadie tiene en este mundo: durar para siempre, aunque sea mediante un cuadro, ella, consciente de que entrega un pedazo de si en cada obra, durará para siempre.

Hay cosas que no deseamos olvidar nunca, como el primer beso, el primer abrazo o la exposición que vi sobre el olvido, sin embargo el olvido existe para olvidar las cosas que si debemos olvidar, como el dolor o como la muerte, algo queda en los recuerdos del olvido

Lethe, es la exposición que me tiene frente a ella, haciéndole preguntas mientras su hija espera en algún lugar de la ciudad para que su mamá la lleve a nadar. (Es por eso que la entrevista empezó antes de lo planeado, deduje.) Volvemos a Lethe, un río de donde surgían las aguas del olvido, en donde los que querían olvidar, olvidaban y los que querían recordar eran castigados. Por otro lado estaba el río Mnemósine, el río de los recuerdos.

Estos dos ríos de la mitología griega tenían una competencia poco honrosa, cuando una persona fallecía el río Lethe seducía para que una vez probado, la vida comenzara desde cero, desde el olvido, mientras que Mnemósine invitaba a los iniciados a recordar su vida pasada, a tener memoria. Así me encuentro frente a un cuadro de dos piezas, un choque de ríos. Un ciclo, me dice Paola, el olvido te lleva a la memoria y la memoria te lleva al olvido. “Yo no creo en el olvido total”, sentencia y Mnemósine se queda conmigo, en mi cabeza.

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Paola hizo lo que muchos deseamos, combatir nuestros olvidos y traerlos cuando queramos. Hay cosas que no deseamos olvidar nunca, como el primer beso, el primer abrazo o la exposición que vi sobre el olvido, sin embargo el olvido existe para olvidar las cosas que si debemos olvidar, como el dolor o como la muerte, algo queda en los recuerdos del olvido, yo tampoco creo en el olvido, siempre va a estar la memoria recordándote que ahí existe el olvido, como afirma Paola.

El rojo de Lethe, tiene dos lecturas, una buena, pasional, intensa como el olvido, pero para algunos otros, como mi mente, es sangre. El rojo, negro y blanco son tres colores radicalmente opuestos, como son el olvido y los recuerdos que empezaron a fluir desde que Paola dejó libre la cera así que toda la serie fluyó, corrió y empezó a ser olvidos y recuerdos.

De repente giramos la conversación para dejar de hablar de los olvidos y los recuerdos y comenzar a hablar de Paola, aunque nunca pudimos olvidar que todo es recuerdo. En la pintura, Paola puede expresar lo que no puede con la boca o con otra parte de su cuerpo, ella se confiesa bruta para hablar pero habla muy bien de la mitología, de los ríos, de la encáustica y los colores. Nadie, admito que yo tampoco, imaginaría que la autora de la obra tan pasional fuera físicamente como Paola, ahí descubrí a la mujer completa, la que físicamente está delante de mí y la que espiritualmente está dentro de Lethe.

Entre preguntas y risas Paola construyó una crítica al sistema educativo en México, desde sus padres, su primera universidad, el regreso y su hija.

Desde un cuadro pasional de Salomé y los libros de arte que su mamá llevó a su casa nació la semilla de la creatividad, las manos de Paola se hicieron inquietas pero ser artista era (o es) similar a morirse de hambre, así que cometió uno de los errores más grandes de su vida: estudiar para ser abogada, intentó encerrar esas manos en la jaula de las leyes pero siguió siendo libre, se acercó al diseño y entrando a los veinte años se fue a Nueva York, donde la encáustica encontró unas manos que las trabajaran, las de ella.

Volvió  a la Universidad de Guadalajara a recibir un pergamino que la acreditaba como diseñadora gráfica, a final de cuentas no importaba, hoy Lethe la acredita como algo más, como esa artista de la memoria y los olvidos. Así sucede con muchos niños y jóvenes en nuestro país, el arte no puede ser un modus vivendi, los niños se quedan encerrados en los cuadrados programas educativos y libros escolares, dentro de las universidades donde los programas son arcaicos, maestros que no han ejercido y poca calidad en las instalaciones que provocan la fuga de talentos, la creatividad que viaja por un mundo, sin ser de ningún lado.

Sin embargo existe el sistema educativo Montessori, existen artistas como Paola que invitan a sus hijos a pintar, que invitan a los jóvenes a no ser abogados, a buscar su sueño y encontrar en los lienzos la paz que sus manos necesitan.

paola2El día de Paola se va entre la cera, los colores, las labores de mamá, su taller y su hija. Para algunos ser mamá y ser artista es contradictorio, para ella no fue complicado, su hija viaja entre los pasillos y los juguetes, lejos del calor de la cera, sin embargo con su mano Paola ha colaborado a que su hija, como ella dice tenga abierta la cabeza, porque el arte no solo abre el alma sino los pensamientos.

No importa que los niños sean ingenieros o doctores, lo que importa es que algún día se acerquen al arte para que encuentren paz y equilibrio en la vida diaria, el arte resulta fundamental.

Cuando eres artista hay dos polos opuestos: la libertad de expresarte y la necesidad económica, ahí es cuando otra crítica surgió de nuestra conversación: la mafia de las galerías.

No solo en México sino en Estados Unidos y muchas partes del mundo también. El proceso creativo está subvalrorado, muchas veces puede ser más desgastante que un proceso físico. Los artistas siempre se tienen que renovar, tienen que cambiar y cansarse de imaginar, sin embargo para lograr estar expuesta en una galería necesitas donar el cuarenta, cuarenta y cinco y hasta el cincuenta por ciento del valor de la obra a los dueños de las galerías. Sientes que te pisotean, sentencia Paola.

Es complejo llevar la batalla del proceso creativo frente a las necesidades económicas. En mis palabras, estamos hablando de un robo a mano desarmada. El talento y el proceso creativo a cambio de un espacio y centavos. La batalla de Paola no solo es en contra del sistema educativo, de la mafia de las galerías, de las necesidades económicas sino contra los paradigmas, por ejemplo del arte abstracto, donde algunos ven manchas ella afirma que cualquier punto, cualquier línea es planeada, cualquier movimiento de su obra está calculado para expresar un sentimiento.


Dentro de la cabeza de Paola las ideologías políticas no toman mucha importancia, no es de derecha ni de izquierda, sin embargo cree que los artistas tienen la responsabilidad de retratar y proyectar movimientos políticos y la actualidad, el arte es una arma para proyectar la ideología, ella asume esa responsabilidad de comunicar, para trascender no como artista, no una trascendencia egocéntrica sino trascender en la vida del mundo.

Ahí recordé su cuadro llamado “Reforma”, un cuadro que se encuentra en la espalda de Enrique Alfaro cuando da conferencias de prensa, un cuadro que tiene a Benito Juárez como protagonista y al vocero del juarismo en la ciudad de Guadalajara, Enrique Alfaro. Dicho sea de paso, el primer político que hizo a Paola interesarse por los asuntos públicos.

Aunque en mi guión principal estaba planeado no meterme en el polémico cuadro de Reforma, lo tuvimos que hacer, ese cuadro fue plagiado, por una pseudo artista, incluso Paola se dice sorprendida, sin embargo cuando el tema surgió en la plática la expresión y el cuello de Paola se estiraron, como si estuviéramos hablando de lo más ruin del mundo, para ella eso es el plagio, es un robo que jamás se esperó, que no fue inteligente sino burdo, que no fue violento sino silencioso.

No fue una decepción en sí por el plagio, fue una decepción por la falta de unidad en la comunidad artística, falta de crítica, de solidaridad, de movilización y la excesiva sumisión al plagio. Hay muchos artistas que se callan, que permiten el plagio por fama o por pesos, Paola decidió alzar la voz, nunca colaborar con ella y romper el círculo vicioso que acepta este tipo de conductas no solo en el arte sino en el país entero, de ahí nace la impunidad.


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Para Paola es un trabajo, pero para mí es su estilo de vida, se reconoce que es una persona afortunada, de las pocas en el mundo que se dedican a hacer lo que les gusta, a apasionarse y ganar dinero por eso. En sus ojos vi la mayor ilusión porque el resto de su vida la dedique a pintar.

“Nunca desistir de lo que te gusta hacer, puedes ser el mejor haciendo lo que te gusta”, ese es el mensaje de Paola para toda la juventud de alma, a los que buscan ser libres con el arte.

Paola descubrió ahí no solo el canal para expresarse, sino encontró la otra mitad, la que complementa a la mujer de baja estatura y voz delicada, con los colores vivos y trazos pasionales, encontró la libertad del alma y del pensamiento, encontró el lugar donde los recuerdos y el olvido convergen.

No fue una decepción en si por el plagio, fue una decepción por la falta de unidad en la comunidad artística, falta de crítica, de solidaridad, de movilización

Paola encontró que al final de cada obra, de cada trazo, se sigue sorprendiendo, nunca pierde esa capacidad de asombro, como tampoco nunca ha perdido el sueño de estar en el Met de Nueva York ni ha perdido de vista el cielo de Salamanca que cuelga de su cuello, un cielo que la absorbe y que la invita a soñar con los estrellas, a soñar con que miles de personas vean su obras en algún museo de tal envergadura, porque, como dice ella: eso sería muy chingón.

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