El Lado Oscuro de la Poesía Mexicana: Ramón Martínez Ocaranza

Ramón Martínez Ocaranza —el poeta maldito— sigue rockeando duro a través de Archivo Negro de la Poesía Mexicana

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Hace unas semanas en el Palacio de Bellas Artes, la editorial Malpaís, a través de su catálogo Archivo Negro de la Poesía —catálogo destinado a recoger el lado oscuro de la poesía mexicana—, celebró el centenario de un poeta maldito cuya obra, marginal entre los marginales, sigue rockeando duro entre un público —aun pequeño— de lectores. El “Santo Patrono de la destrucción” (como llama afectuosamente Roberto López Moreno a Ramón Martínez Ocaranza) es uno de los poetas mayúsculos de nuestra tradición literaria que, pese al infortunio editorial y al confinamiento que recibió su obra por parte de la crítica —y por el mismo Martínez Ocaranza que se autoexilió en su estado natal, Michoacán—, persiste como una voz callosa en la consciencia podrida del siglo XXI.

Patología del Ser es el nombre del libro de Ramón Martínez Ocaranza publicado en la colección Archivo Negro de la Poesía Mexicana, que comprende 10 títulos de obras cuya poética se encuentra lo más alejada del canon. Como señala Ignacio M. Sánchez Prado, Patología del Ser “es un libro delirante y hermético cuya poesía se caracteriza por un raro trabajo con formas subjetivistas del yo poético”. En esta segunda edición publicada por la editorial Malpaís (la primera publicada en editorial Diógenes en 1981), en una hermosa edición de bolsillo digna de una de las colecciones que se volverá emblemática por su intención de leer la tradición poética mexicana desde una visión horizontal y no vertical como se ha venido haciendo hasta ahora, a través de una nueva mirada focalizada en la visión de 10 críticos jóvenes, con la consigna de leer de otro modo la tradición poética mexicana.

Israel Ramírez, uno de estos jóvenes críticos de poesía, prologuista de la nueva edición de Patología del Ser; junto con Iván Cruz Osorio, editor de Malpaís y creador de la colección Archivo Negro de la Poesía; y Evodio Escalante, uno de los críticos literarios más eminentes de la actualidad, hablan para Tercera Vía sobre el poeta transgresor Ramón Martínez Ocaranza, en la celebración de su centenario.

¿Cuál es la vigencia de un poeta como Ramón Martínez Ocaranza?

Iván Cruz: Mas bien la persistencia de la obra… Estamos redescubriendo páginas de la poesía mexicana que estaban dobladas, que estaban arrugadas, que nadie nos había mostrado a aquellos que somos lectores de poesía. Somos mexicanos, estamos en este país leyendo a poetas de nuestro país. Nadie nos había revelado a estos autores, creo que este tipo de autores como Ramón Martínez Ocaranza se han negado a desaparecer. A esta persistencia la nombro: la gran calidad de su obra. Su poesía ha sido tan relevante, tan poderosa que no ha muerto. Ahora nos estamos dando cuenta de esa fuerza. Yo creo que críticos, lectores —pero no lectores pasivos sino lectores activos— tenemos una tarea en cuanto a dar eco de estos autores. Gente como Martínez Ocaranza, como Jaime Reyes o Max Rojas, están en este momento en un punto en que su obra está siendo conocida por nuevas generaciones, lo que va a permitir que su obra siga trascendiendo de una forma en que los reflectores lleguen a ellos, no desde la oscuridad donde se encuentra, donde fueron orillados, sino ahora desde la luz, de una luz agria, pero una luz.

Israel Ramírez: Creo que la vigencia depende en gran medida de sus lectores, pero desafortunadamente, el número de lectores no es tan amplio como quisiéramos. Hay dos cosas que mencionaré a este respecto; la primera, somos pocos lectores de poesía en términos generales; y la segunda, muy concreta, un tipo de poesía como la de Ramón Martínez Ocaranza es difícil para el público mexicano, porque exige que tú sepas lo mismo de la tradición literaria, como de que también estés ávido de abrevar de lo que es un desgarro, una violencia, que tal vez no son temas tan comunes para la poesía . Entonces bajo ese panorama, por supuesto que es vigente, por supuesto que es necesario leerlo, pero también se entiende porque no tiene tantos lectores desafortunadamente.

La idea de la belleza es una idea banalizada en el mundo actual, ¿Cómo nos enfrentamos a la idea de la belleza de poetas como Ramón Martínez Ocaranza, poeta de la furia, que tiene otra idea de la belleza?

Iván Cruz: Yo creo que confundimos lo bello con lo precioso, con lo preciosista, o lo claro, o lo que es luminoso. No necesariamente, hay esta luz agria, esta luz oscura, estas densidades y lobregueces que pueden ser soles a los que nunca nos habíamos enfrentado frente a frente. Y te das cuenta que esos soles que nunca habías visto de frente, que se llaman lobregueces, son igualmente hermosos, bellos. Allí nos hallamos con autores desde Manuel José Othón… a Ramón Martínez Ocaranza, Jaime Reyes, el mismo Miguel Guardia que no tiene un vocación de la luz oscura, pero sí de una luz enferma, hay autores que lees y te contagian de esa sensación de enfermedad, como de que estás andando en un muñón, eso también es bello. Andar en un muñón cuando estás leyendo a un autor, o que ese autor te muestre que andas en un muñón ante la vida, lo terrible que puede ser eso también puede ser hermoso.

Israel Ramírez: Aquí lo que ocurre es que la noción de la estética es la que ha cambiado, regularmente pensamos que la estética en poesía —en el arte— era solamente lo bello. Y ahora asumimos que también lo bello es lo grotesco, lo deforme, lo trunco, lo roto, sin embargo tampoco me animo a decir que Martínez Ocaranza es sólo un poeta de lo grotesco y de lo feo. En el libro Otoño Encarcelado, que se escribe en 1968-69, después de que irrumpe el gobierno federal en la universidad michoacana y se llevan preso al poeta. Es un libro donde está esa ira y ese dolor de un hombre, un poeta, que ha sido privado de su libertad, pareciera que solamente está cantando la ira pero lo hace de una manera hermosamente poética, creo que en él hay una belleza sumamente grotesca o una fealdad absolutamente bella.

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Evodio Escalante: Quierase que no, se conoce poco a Ramón Martínez Ocaranza, por alguna razón, él mismo se confinó en su estado de Michoacán y no ha tenido, digamos, fortuna editorial, es algo que le hace falta a todo escritor, tener una fortuna editorial, estar bien publicado en una editorial que realmente haga circular tu obra. Ramón Martínez Ocaranza publicó su obra en su natal Morelia, sólo en los últimos tiempos, la editorial Diógenes publicó la Elegía de los triángulos y Patología del Ser. Ahora hace unos meses el Archivo Negro de la Poesía Mexicana decidió incluir Patología del Ser dentro de su colección, esto le da una caja de resonancia y permite que nuevos lectores se acerquen a él, ahora, no es una poesía fácil peor justamente eso también es su atractivo. Porque hay mucha gente que está inconforme, que quiere nuevas cosas, que busca otro horizonte, Martínez Ocaranza puede colmar alguna expectativa al respecto, cuando menos es lo que yo confío.

¿Archivo Negro de la Poesía busca rescatar el lado oscuro de la poesía?

Iván Cruz: No necesariamente, yo creo que hay autores que están ahí adentro como Alfredo Cardona Peña, que nos muestra un lado más luminoso del mundo, más esperanzador. Cardona Peña nos escribe el Poema Nuevo, el poema nuevo era un poema de esperanza total, nos decía “estamos creando al hombre nuevo”, también vamos a crear el “poema nuevo”, totalmente de esperanza, de luz —pero está utilizando otras cosas—, el poema nuevo está hecho a partir de la ciencia, el recogía asuntos de la ciencia, asuntos de la plástica, del muralismo, de la fotografía… para crear este poema nuevo. Más bien estamos hablando de una poesía que era sumamente inquieta, de poetas que no les bastaba con tomar la palabra o trozar los sonetos o los endecasílabos, tenían que ir hacia la plástica, tenían que ir hacia otros elementos externos, hacer alquimia de alguna forma, esto yo llamo ser inquieto, ser sedicioso, no estar tranquilo con la comodidad de la palabras, sino tratar de encontrar otros elementos que le sumen a lo se está creando.

Archivo Negro ha buscado una generación nueva de críticos, ¿cómo es el papel de los críticos frente a un horizonte nuevo de poesía como lo es Archivo Negro?

Iván Cruz: Yo creo que es necesario, por ejemplo, cuando pensábamos quién podría prologar estos libros, decíamos: “¿sería ir con los viejos de siempre, que sabemos que ya tienen a sus autores favoritos?”. En algún momento alguien nos sugirió “que a Jaime Reyes lo prologue Adolfo Castañón, que fue su amigo” y nosotros decíamos “pues sí, pero Adolfo Castañón ya nos dijo para él quién fue Jaime Reyes en su momento, fue el crítico de su generación, cuando Reyes sacó sus libros”. Creo que ahora estamos en las condiciones de que nuevos críticos, y nuevos lectores críticos (lectores no impávidos, no recesivos, sino activos) estén releyendo estas obras con nuevos ojos, no con esos ojos que te dicen “ah, está copiando a Octavio Paz, ah, está copiando a Efraín Huerta” es decir, la poesía no viene como una cascada, no nos viene de forma vertical, hay un abanico enorme para leer la poesía, si nosotros seguimos leyendo la poesía a partir de los críticos y de los antologadores de siempre, vamos a tener los mismos diez nombres o quince cuando mucho. Archivo Negro lo que intenta es dejar de ver la poesía mexicana de forma vertical y hacerla horizontal, leamos la poesía mexicana de forma horizontal y tú puedes decir “este poeta me parece malo”, perfecto, pero ya lo leíste y leíste lo que opinan los críticos nuevos de él, y si ahí no te convence, perfecto, pero ya le diste el chance de que te argumentara con su obra por qué es pertinente o por qué no lo es, esto es hacer una lectura horizontal, dejar de ver a la poesía como una cascada y recibir al mismo Paz, Pacheco, Lizalde, Bonifaz Nuño o Chumacero, que pueden ser autores relevantísimos pero que no son los únicos y mucho menos que no son solamente ellos grandes poetas, sino que hay más, como Ramón Martínez Ocaranza.

Israel Ramírez: Hay un trabajo enorme de Iván, y de la editorial Malpaís, al respecto de que muchos de los jóvenes críticos están tratando de sumarse a una lectura que ya no quiere volver a hablar únicamente de las cosas canónicas, que están rompiendo ese esquema de que si no seguías a Paz, sino seguías a Huerta… Hay muchas tradiciones paralelas, creo que la crítica en ese sentido, la crítica positiva, la crítica de muchos grandes maestros como Evodio Escalante, lo que está haciendo es abrir un panorama para volvernos a mostrar la diversidad de la poesía en México, que es de una riqueza y de una solvencia que no habíamos querido ver. Regularmente se dice que la poesía mexicana es convencional, que a la poesía mexicana le falta calle, que es conservadora, ¿quién puede decir eso? Sólo alguien que no haya leído a Ramón Martínez Ocaranza.

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